La meta ya no es verse estilizado
Desde que llegué a Chile no he dejado de sorprenderme y frustrarme por el rechazo tan grande que hay hacia los cuerpos gordos, específicamente hablando en terrenos de la moda. Y aunque las cosas están cambiando en la publicidad y existen tiendas que dentro de sus 5 modelos base tienen a una gorda, la verdad es que me he venido dando cuenta que todo este rechazo es también impulsado por la cultura popular.
¿Y por qué digo esto? Basta con ver algunos de los comentarios que más recibo en mis mensajes y fotos de looks; “¿cómo te atreves a usar eso?”, “¿cómo hago ver mi cuello más estilizado?”, “creí que ese tipo de zapatos no era para piernas anchas”, para reconocer que, sin importar si las tiendas estuvieran repletas de ropa en tendencia para las tallas más allá de la L, nadie se atrevería a romper esas famosas ‘reglas de la moda’ que nos han enseñado a esconder nuestros cuerpos.
Pasa que, a pesar de todo el Body Positive, seguimos creyendo que la meta al vestirnos es lograr que nuestros cuerpos se vean más estilizados, vernos más largas, menos anchas, con más o menos cadera, con más o menos pecho, el cuello larguísimo y una cintura de avispa. Pero, ¿y qué pasa cuando te desvistes? El cuerpo sigue siendo él mismo.
¿no deberíamos aprender a vestir nuestro cuerpo tal como es?
En realidad las reglas de la moda para gente con cuerpos no normativos o vamos, gente gorda, son muy pocas pero claras: Evitar estampados y rayas, no usar colores, el negro es tu mejor amigo, usa prendas holgadas para disimular y obligado usar un cinturón en la parte más delgada de tu cuerpo porque no vaya a ser que piensen que no tienes cintura.
En pocas palabras, vestirse para escondernos, desaparecer y modificar de alguna forma lo que somos.
Y es que, esta bien, esos trucos o reglas que todas las asesoras enseñan sí existen, es real que con un color, estampado o corte puedes modificar la forma en la que se percibe tu cuerpo, pero contrario a la creencia popular eso no es algo que se deba hacer, no es el fin, ni la única forma de la que uno puede verse. Basta de limitarse a no usar cosas que nos gusten porque nos veremos más anchas, más altas o más bajas de lo que ya somos.
No es necesario verte como reloj de arena, ni tiene nada de malo de vez en cuando verse más ancho si esa falda te gusta. Aprendamos a vestirnos para comunicar, para jugar, sentirnos en nuestra propia piel y ser felices con lo que vemos al espejo, ya sea vistiendo el outfit más cool o al quitarnos la ropa, porque, no importa cuantas capas de negro estilizador uses, al final del día tu cuerpo sigue siendo el mismo y hay que vestirlo y apreciarlo tal cual es.