Las libres decisiones de la mujer moderna
Pasado el día de las madres, nos dimos a la tarea de recopilar la voz de varias mujeres y su mirada en torno a la maternidad. Es importante que nos demos el tiempo de reflexionar sobre este tema, aprender a reconocer lo que realmente queremos y abrazarlo, así como aprender a escuchar y respetar las experiencias, deseos y decisiones de las demás.
Paola G. | 27 años
Fui mamá a los 18 años en pleno 4to medio. Fue un año especialmente difícil, primero por la parte de hablar/decir/contar lo que estaba pasándome. Quedé embarazada a finales del año 2009, pero recién le conté a alguien en año nuevo. Esos 3 meses encontré que fueron del terror pensando básicamente en el que dirán y diciéndome a mí misma que no me estaba pasando. Debo confesar que por 2 mini segundos pensé en el aborto, pero descarté la idea de inmediato porque el pequeño no tenía la culpa de lo que estaba pasándome, fuimos nosotros los descuidados. Después de ese 1ro de enero de año nuevo vinieron nuevos temores, como las clases, PSU y principalmente el ser mamá y estudiante, cambios físicos, como la subida de peso, que te duelan las pechugas cuando la guagua no mama, cambios de humor, etc. y enfrentamientos, familia principalmente (mamá, hermano y suegros), amigos y el colegio.
Nunca espere quedar embarazada tan joven, mi plan era por lo bajo tener un hije a los 29-30 años ya estando casada, con trabajo estable y casa, pero la vida da muchas vueltas y el pequeño llegó antes a revolver el gallinero, trayendo muchas risas y alegrías a nuestras vidas. No me arrepiento de ninguna decisión, o sí, solo de una, y es no haber hablado antes cuando recién me di cuenta que estaba embarazada de ese modo esos 3 meses no hubieran sido tan terribles y solitarios. Hasta el día de hoy sigo feliz con el padre de mi hijo y encuentro que hacemos una muy linda familia los 3.
Rosisela H. | 59 años
Mi experiencia como Mamá es satisfactoria, aunque al inicio llena de temores pues ya tenía 32 años cuando tuve a mi hijo y para aquellos tiempos se decía que era riesgoso pues podría tener alguna malformación o discapacidad. Imagínense cómo fue el embarazo lleno de temores y de nervios hasta el día en que nace el bebé. Sin experiencia en el cuidado de un recién nacido fue muy difícil y cansado, ya pasado los años te das cuenta que vale la pena el esfuerzo, pues te vuelves responsable de entregar a la sociedad a una buena persona.
Isabel H. | 20 años
Cuando descubrí que estaba embarazada mi primer pensamiento fue el abortar ya que tenia 3 meses con mi novio y en ese momento no me sentía lista, y, más que nada, tenía temor de que diría mi familia y amigos ya que soy la mas chica en mi casa. Mi bebé será el primer nieto. Lo platique con mi pareja y lo decidimos tener, admito que me sentí egoísta, ya que lo mantuve oculto durante 3 meses aproximadamente. Mi mamá se enteró y me apoyo, al igual que mi hermana, aunque a ella le costo mas. Lo mismo con mis amistades cercanas.
El embarazo fue muy tranquilo al principio, no tenia sintomas, seguía haciendo mis cosas, trabajando, etc. Hormonalmente ha sido dificil, he llorado los 9 meses del embarazo y me sentí deprimida, sola, con miedo. Ha sido un embarazo poco común ya que hubo un fallecimiento muy fuerte en la familia de mi pareja además de uno de sus amigos, tenemos peleas de pareja mientras nos seguimos conociendo y aparte teníamos que entender lo que se viene.
Empecé a tener problemas cuando creció mi pancita y entendí que ocupaba de alguien más para hacer cosas, eso fue cuando peor la pase, no me sentia yo, independiente, no podía hacer cosas como mover mi cama de lugar, caminar sin cansarme o hincharme o incluso ponerme mis zapatos sola. Después de todo esto llegó el Covid-19 a mi país, habíamos ahorrado para un baby shower y sesiones de fotos en familia y al final todo se canceló.
Este último trimestre he estado en conflicto con mi cuerpo: aparecieron estrías, paño en cuello y axilas, me he hinchado mucho, engordé, mi cara no es la misma y he estado triste por eso. Ha sido un embarazo poco comun a mi parecer pero he disfrutado el amor que me dan y le dan a mi bebé. Entiendo que por algo sucedieron así las cosas, ahora solo estamos a la espera de que el llegue a este mundo.
Claudia | 23 años
Lamentablemente la vida me presentó la maternidad desde el lado muy poco “romántico”. Mi mamá tuvo dos hijos en un matrimonio sin amor, yo misma no fui planeada: “un milagro” para los doctores, una tragedia para una pareja que ya tenía suficientes problemas. Luego cuando comencé a crecer la vi en mujeres del barrio que tenían suficientes hijos para formar un equipo de fútbol, pero ninguno de esos niños y niñas tenía zapatillas para jugarlo. Pero no crean que fue todo tan terrible, mi mamá me dio todo el cariño que pudo, y me enseñó con la paciencia de 5 mujeres juntas. Mi abuela me mostró un mundo lleno de posibilidades y confianza propia, y que, si bien no todas pudieron escoger si maternar o no, todas decidieron criar y criar bien, con el cariño con la paciencia y la creatividad necesaria.
Escuchar historias de mis abuelas criando una 11 hijos y la otra 4, con sus respectivos trabajos y carreras, solas (sin romantizar el abandono paterno, no hagan eso por favor), me han hecho pensar que no es necesario abandonarse para ser madre, que tiene su lado bueno, que los hijos son una buena forma de devolverle algo al mundo, que al igual que el activismo y las buenas acciones terminan por hacer que la humanidad aprenda un poco más, y lo veo como un rol que si bien se escoge, como el militar o no por movimientos sociales, de escogerlo se hace un aporte más al mundo con una persona que será criada con amor y amor dará al mundo. Aún no tengo ningún hijo, pero así lo quiero, no sé si será pronto o no, pero espero poder aportarle mi grano de arena a esa alma que llegue a mi vientre. Y por supuesto, ojalá nunca nadie se sienta obligada a ser mamá sin querer nunca más, aborto libre, seguro y gratuito para todas.
Rouse A. | 25 años
El día 28 de Diciembre del 2014 me hice el test de embarazo que dio positivo, esta noticia la supo solo mi pololo con el que tomamos la decisión de abortar el 31 de Diciembre. Las razones de nuestra decisión la verdad no vienen al caso mencionar, en Chile en ese tiempo era ilegal el aborto en todas sus causales y todo fue clandestino. Las 4 pastilla de misotrol costaron $150.000, las cuales fueron una odisea de comprar. Tuve la suerte de entrar a un foro donde hablaban de la página a la que tenía pensado comprar las pastillas y contaban que vendían aspirinas con forma hexagonal.
Tenía 9 semanas de embarazo cuando tome 4 pastillas de misotrol de manera sublingual, no recuerdo el lapso de tiempo que tomaba cada una, la primera pastilla fue a la 12:00 estábamos en mi casa con mi pololo y mi familia no sabía, así que tuve que fingir que me había enfermado por la comida china del día anterior ya que estaba con mucho dolor y no quería comer nada. En ese tiempo mi pololo no podía pasar la noche conmigo así que se tuvo que ir y al pasar de una hora más o menos sentí caer algo en mi calzón fuí al baño y lo vi, era un coágulo de sangre del tamaño de una fresa. Esa noche no dormí, me pasé revisando que no tuviera hemorragia y controlando la fiebre… tuve suerte de no tener ninguna complicación.
No le quise contar a nadie por toda la carga emocional que ya estaba viviendo, veía foros y en todas partes me llamaban asesina, cuando solamente tome una decisión por mi y mi cuerpo, lo que botó mi cuerpo no fue más que un coágulo de sangre. A veces me da remordimiento, pero normalmente veo quien soy y lo que he logrado por no obligarme a tener un bebe. A veces es mejor no tener un hijo a ser mala madre. Soy feliz por quien soy y en ese momento no quería ser madre y ahora tampoco la verdad, pero no me niego a la posibilidad más adelante, aunque también me gustaría adoptar.
El aborto no es simple, no es un método anticonceptivo, mucho se dice y habla de que si se legaliza las mujeres se lo harían todos los meses y eso es una estupidez ya que son horas de dolor físico y miedo a morir por alguna complicación, es por eso que el aborto debería ser legal, seguro y gratuito.
Montserrat D. | 33 años
No soy de las que soñaban con tener mil hijos y tampoco jugaba a las muñecas. Mi mamá decía que yo era Mafalda y mi hermana Susanita (a ella sí que le salía lo maternal por los poros). Si bien siempre me gustó jugar con niños y no era “anti maternidad”, no era algo que tuviera entre mis prioridades. Tras dos años de matrimonio, a mi marido y a mí nos empezó a ilusionar la idea de crecer nuestra familia. Por ello, pasado mi cumpleaños número 30 “nos pusimos en campaña”. Después de un año de intentar sin éxito, mi ginecólogo nos derivó a un especialista en infertilidad.
Mi condición de ovario poliquístico severo, que me ha acompañado desde la adolescencia, impedía cualquier intento de embarazo sin ayuda. Después de seis meses de tratamiento quedé embarazada. ¡Estábamos demasiado contentos! Sin embargo, la felicidad duró poco pues a las 8 semanas perdí a ese pequeño. La pérdida fue muy dura; habíamos puesto demasiada ilusión en un proceso que, aunque corto para lo que suelen durar estos tratamientos, fue agotador. Tres meses después, habiendo dejado que cuerpo y corazón se recuperaran, volvimos a intentarlo. Semanas más tarde recibíamos la confirmación: de nuevo, estábamos esperando un hijo. Emocionados, aunque cautos, fuimos viendo las semanas pasar. Así pasamos la “barrera” de las doce semanas y seguimos avanzando en un embarazo que culminó en un parto maravilloso. Hoy José Pedro, mi hijo, tiene más de un año, tiempo que definiría como el más loco de mi vida. No sólo por todo lo que ha pasado a nuestro alrededor, que va de estallido social a pandemia global, si no porque ha sido una experiencia que ha sacudido todos mis cimientos; trastocando quien soy como persona, mujer, esposa, hija y profesional.
Tampoco ha sido fácil: compatibilizar roles en un mundo como el nuestro y con mi familia a 7 mil km. no es precisamente lo más sencillo. Pero aún con desveladas, kilos de más y menos, dificultades de pareja y terapia de por medio, debo decir que ha valido la pena cada momento y que ser mamá de José Pedro es, por lejos, lo mejor de mi vida.
Luisa V. | 28 años
No deseo ser mamá, sí me da curiosidad, pero entendí que un bebé no es un juguete. Cuando era más chica tuve esa creencia de que tener hijos era parte de lo que tenía que hacer en mi vida y listo. Por varios años mi respuesta siempre era que quería tener dos, pero conforme se fue acercando la realidad a mi vida de poder tenerlos, mantenerlos y demás, esa ’emoción’ fue disminuyendo. La presión social ha estado ahí, desde los desconocidos que asumen que ya soy madre, hasta los conocidos, que, aunque saben que no quiero, no dejan de preguntar para cuándo. La verdad sí lo he pensado mucho y no importa que tenga pareja estable, ambos con carrera profesional lista, ahorros, una casa, incluso un cuarto extra donde podría vivir ese nuevo ser, porque eso no es lo que me lo impide, si no el simple hecho de que no quiero. Creo firmemente en que el ser madre debe de venir acompañado principalmente de el querer, querer ceder, querer amar, querer compartir, enseñar y simplemente querer.
Bethyana B. | 34 años
La maternidad para mi es una de las cosas más hermosas que existen. Solo imaginarme tener un ser dentro de mi, darle vida, me da una ilusión increíble. En teoría no puedo ser mamá, al menos no aún. Pero no me quedo con eso, estoy haciendo y haré lo humanamente posible para traer al mundo un pedacito de mi. Me imagino sus cumpleaños, hasta su cuenta en rrss… Espero que el próximo artículo que pueda escribir sea desde la perspectiva de ser mamá.