Lo que sea, menos ser gorda
Hace unos días preparando contenido para instagram, estaba por ponerme unos jeans que me habían mandado de regalo cuando me di cuenta que en número eran los más grandes de mi clóset pero en tamaño, no era la misma historia. Entonces saqué mis jeans para ponerlos sobre mi cama y comparé los números.
Estaba al frente de lo que solía ser mi peor miedo: el subir de la talla 40. Recordé en ese momento cuando tenía 13 años y era 38. Ya en ese entonces ocupaba la talla más grande entre mis amigas y mi mamá, pedía por favor no seguir creciendo. No quería ocupar más espacio. Para mis 20 ya era 42 sin ninguna vergüenza, había superado mis miedos y completamente aceptado mi cuerpo. Al momento de hacer mis historias de instagram invité a más mujeres a unirse a este #JeansChallenge para hacer notar la falta de una Ley de Tallas que no nos haga sentir que un número define nuestro valor. Comencé a recibir muy buenos comentarios sobre sentirse más segura al ver que ocupar 3 o 4 tallas diferentes es normal debido a esta falta de regulación, pero me detuve a leer los mensajes que decían que al tener que ocupar una talla más grande era como si el mundo se viniera encima.
Esto me hizo pensar en que la gordofobia es mucho más fuerte de lo que uno cree, porque el sentirte mal por una talla de pantalón significa que sólo la idea de aumentar de peso es terrorífica. Paraliza el miedo a ser gorda, te quita el valor y el amor que te mereces. Es necesario profundizar en esa incomodidad para erradicarla, cuestionarte por qué la posibilidad de pesar más te puede arruinar el día. Y no justificándolo con lo mucho que hace tu cuerpo por ti (ableist) o porque tu cuerpo se merece más, sino que yendo al centro del tema. Por qué el miedo se apodera de ti al ponerte un pantalón apretado. Cuál fue el comentario que te hizo comenzar a odiar tu cuerpo por primera vez, la primera ropa que te quisiste poner pero escuchaste que no era para ti o te obligaron a cambiarte porque una gorda no ocupa eso. Y mi recomendación es simple, hacerlo. Ponerte ese crop top con el jeans skinny, y salir sin importarte que se te marque el abdomen abultado. Sí, la primera vez es difícil, pero te prometo que es el primer paso para una vida sin miedos. Recupera tu poder y vístete con lo que te haga sentir tú. No más quedarse en el probador llorando.
Al momento en que te quieres sin excusas, no importa si el pantalón es 36 o 40. Porque la ropa se viste para tu cuerpo, no tu cuerpo para encajar en una talla inventada.